Ayudando a los Pueblos Indígenas a Evaluar los Impactos del Proyecto Carretera

Los seis pueblos indígenas de la remota región de Yurúa debaten los potenciales impactos, tanto negativos como positivos, de la nueva carretera. La carretera conectaría la región con el rio Ucayali, el cual sirve como autopista fluvial para el Amazonas peruano.


El Yurúa está desconectado del resto del Perú, y solo se puede acceder por avión o por rio desde Acre, Brasil. Este aislamiento ha minimizado la tala y otras industrias de extracción que han devastado regiones más accesibles, manteniendo el bosque de Yurúa intacto. Los pueblos indígenas Asháninka, Ashéninka, Yaminahua, Amahuaca, Yanesha y Chitonahua viven en pequeñas aldeas comunales, sobreviviendo mayormente de actividades de subsistencia como la caza, pesca y siembra en pequeñas chacras. El bosque rio arriba más allá de las aldeas está protegido como la Reserva Indígena Murunahua, hogar de dos distintivos pueblos indígenas en aislamiento o “sin contacto”, algunas de las últimas personas de este tipo en el planeta.

Encontrarse tan aislado del resto del Perú también tiene sus desventajas, y la carretera ha sido promovida como una solución a muchas de las dificultades que enfrentan las comunidades de Yurúa; mejor acceso a mercados para la compra y venta de productos, mejores servicios gubernamentales y de salud, y facilidad de traslado a la ciudad de Pucallpa. No todos están convencidos de que la carretera beneficiará a los pueblos indígenas. Arlindo Ruiz, jefe de la comunidad Ashéninka de Dulce Gloria, explica:

 
Todos dicen que la carretera traerá desarrollo, pero nosotros no vemos cómo nos beneficiará, quizá a los dueños de comercios, pero nosotros no vendemos grandes productos. Por otro lado, nuestros bosques podrían verse talados por madereros que querrán entrar. Sigo escuchando sobre la carretera, pero nosotros no hemos sido consultados por nadie. Estoy fuertemente opuesto, necesito proteger a mi gente.
— Arlindo Ruiz, jefe de la comunidad Ashéninka de Dulce Gloria
 

Muchos creen que la carretera está siendo propuesta para quienes desean sacar ventaja de nuevos e intactos bosques para la explotación forestal, el tráfico de tierras y actividades ilegales de tráfico de droga. Recientes imágenes satelitales ya muestran las nuevas plantaciones de coca, así como media docena de pistas de aterrizaje clandestinas dentro del bosque, paralelas al trayecto de la carretera, clara evidencia de la creciente amenaza del narcoterrorismo a los bosques y las comunidades indígenas de Yurúa. Esto podría incluir migración a gran escala hacia Yurúa resultando en deforestación, incremento dramático de la caza y pesca que impactaría el acceso a los recursos locales así como posibles invasiones a la Reserva Indígena Murunahua y el desplazamiento de las comunidades indígenas en situación de aislamiento que viven ahí. Hace un año, UAC documentó la propagación del estado de narco-terrorismo que se mueve desde la jungla central a las tierras bajas como Yurúa

Un nuevo subsidio de Rainforest Action Network (RAN) nos permitirá proveer a las comunidades nativas de información puntual sobre los impactos de la carretera para que sean ellos quienes puedan decidir apoyar u oponerse a la carretera, y así, asegurarse de que el gobierno cumpla con todas las leyes para proteger los derechos de las comunidades indígenas a través de la evaluación y proceso de planeación. 

La carretera propuesta (en rojo) conectaría a Yurúa con el rio Ucayali en el campamento maderero Nueva Italia. Las imágenes satelitales muestran que las nuevas plantaciones de coca y pistas de aterrizaje han sido despejadas a lo largo del trayecto que tendría la carretera, clara evidencia de las crecientes amenazas asociadas con el narcoterrorismo a los bosques y las personas del Amazonas peruano. (haga clic para agrandar).

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